El acoso laboral se refiere, en general, al trato malintencionado que pueda existir entre un jefe y sus subordinados, llamado acoso laboral vertical. Pero es también muy común entre compañeros y más aún en aquellos que pertenecen al mismo nivel o categoría, lo que se denomina acoso laboral horizontal.
El también llamado “mobbing” horizontal es una conducta que se repite en casi todos los entornos laborales. En la inmensa mayoría de los casos, es considerado como una discusión o rencilla entre compañeros, a la que no se le da mayor importancia en el momento, pero que tiene derivadas algunas consecuencias después.
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Siempre lo ideal es un buen ambiente de trabajo, en donde se respeten los derechos de todos y en donde cada trabajador pueda desarrollar sus potencialidades sin sentirse infravalorado. Pero en la actualidad esta situación no siempre es frecuente, y son muy variados los ejemplos que conducen invariablemente hacia el acoso laboral horizontal, situación que puede terminar en el despido del acosador.
El lugar de trabajo puede, en ocasiones, convertirse en un verdadero infierno para algunas personas que forman parte del colectivo de una empresa, debido a las pésimas relaciones entre jefes o entre compañeros. Las malas relaciones generan malos tratos laborales y, si se mantienen, son consideradas mobbing, pues están basadas en el maltrato psicológico.
Las consecuencias de este tipo de comportamiento social se ven reflejadas en la autoestima de la víctima, que desciende a niveles alarmantes. También aumenta paulatinamente su ansiedad, su bajo desempeño en el trabajo, el temor de perder el empleo, mientras se reduce el bienestar emocional del trabajador, lo cual impacta en todas las áreas de su vida.
Este tipo de acoso es el que sufre el trabajador por las acciones de su jefe o superior. Puede considerarse como abuso de poder, y está basado en la falta de respeto del responsable para con sus subordinados. La persona con estas consideraciones de poder tendrá actitudes y tomará acciones que excluirán, desde todo punto de vista, a los subordinados que se encuentren bajo su mando.
En este tipo de acoso sucede exactamente lo contrario, ya que es el jefe o superior el que es atacado y maltratado psicológicamente por sus subordinados. La capacidad de mando del responsable está disminuida, o casi no existe, y los subordinados aprovechan las debilidades de este para hacerle recriminaciones y suplantarlo en sus funciones.
El acoso laboral que sucede en los mismos niveles o en las mismas categorías laborales en una empresa, está generado por compañeros de trabajo que desempeñan tareas similares, y generalmente está originado en la competencia malintencionada, la envidia y los celos.
Siempre existe competitividad en las empresas, pero aunque puede ser sana, en ocasiones degenera en una posición competidora que intenta perjudicar al otro, el que se convierte en una víctima de acoso. En algunas empresas se produce la pérdida de la rectitud laboral y propicia la envidia. Esta sensación de envidia en algunos casos se vuelve desenfrenada y puede llegar a la distorsión de la verdad para aspirar a un puesto de dirección o una mejora salarial.
En cualquier colectivo y aunque la tarea sea exactamente la misma, hay quienes destacan por sus habilidades o por su experiencia laboral. Estas personas son víctimas de diversos comportamientos tóxicos que perjudican su trabajo y su vida, en general.
Según la Sentencia de la Audiencia Provincial de Burgos nº 187/2016, de 11 de mayo, "el acoso laboral exige una violencia psicológica, de forma sistemática, continuada o recurrente, ejercida en el lugar de trabajo, que produce unas consecuencias gravísimas para la estabilidad emocional de la víctima"
Las repercusiones sociales del acoso laboral vertical y del acoso laboral horizontal, son las mismas; la diferencia en la interpretación radica en la forma en las que se ponen de manifiesto. Por ejemplo, una persona que está en el mismo nivel jerárquico que otra, no puede aumentar su carga de trabajo o su horario de trabajo, ya que no tiene la capacidad de mando necesaria para ello.
En la realidad del acoso horizontal, el acosador se escuda precisamente en su debilidad y aprovecha formar parte del grupo, que tiene su mismo grado para subestimar, desestimar, ignorar o burlar a otro compañero. Pero el acosador es identificado fácilmente del resto de los trabajadores, pues es reiterativo e incesante en sus críticas y negativo socialmente. Generalmente necesita de aliados para que sus malas intenciones se infiltren en los demás, generando dudas y comentarios distorsionados.
Estos aliados crearán un círculo de poder que restringirá las comunicaciones y los intercambios que la víctima desee tener con los demás compañeros. En ocasiones, la víctima es encontrada culpable de alguna acción, de la que no es responsable, pero como el clima de inseguridades y falsos testimonios prosperó en el lugar de trabajo, termina siendo discriminada, en algunos casos sancionada, y hasta despedida.
El acosador manipula a otros compañeros de trabajo más ingenuos y más crédulos para que lo acompañen a llevar adelante las malas acciones, sin que ellos se den cuenta de que están participando en algo que podría llegar a considerarse un delito de acoso laboral, y que, como tal, figura en el Código Penal.
La Ley Orgánica 5/2010, en el segundo párrafo del artículo 173.1 del Código Penal… “castiga a quien, de forma reiterada y grave realice actos hostiles o humillantes contra otra en el ámbito de una relación laboral o funcionarial”.
En el marco de la normativa de la UE, la Carta Social Europea de 3 de mayo de 1996 se describe al acoso laboral como los "actos condenables o explícitamente hostiles dirigidos de modo repetitivo contra todo asalariado en el lugar de trabajo"
En las Directivas 43/2000/CE y 78/2000/CE se considera una "conducta discriminatoria" que de forma directa atenta contra la dignidad de una persona y genera un entorno de hostilidad, intimidación, ofensa, humillación y degradación.
Frenar el acoso laboral horizontal debe estar entre las principales prioridades de cualquier empresa que aspire a un mayor bienestar entre sus empleados, aumentando la productividad y el aprovechamiento de las habilidades y capacidades del personal.
En la presencia de actitudes con malas intenciones, es necesaria la discusión controlada, con respeto por las opiniones diferentes y en aplicación de la Ley en todas sus formas.
Saber cómo frenar el acoso laboral horizontal en este caso es para las empresas sencillo, pues en los sistemas de selección de personal se analizan los valores que el aspirante tenga y demuestre, así como su capacidad de trabajar en equipo. Todas estas cualidades deben ser, para las organizaciones, fundamentales para la contratación.
Para abordar soluciones ante el acoso horizontal, para la elaboración de planes de igualdad en la empresa, etc., lo mejor es contar con el asesoramiento de un despacho de abogados con experiencia.